Powered By Blogger

miércoles, 2 de noviembre de 2011

"JUSTAMENTE" (POR DIAS COMO HOY)

Haciendo el honor al día de los santos difuntos, este texto. Buenas lecturas.
 Para Roberto Montoy Barquid (Q.E.P.D.)

Y fue justamente este día que te recordé... Ya transcurrían más de 9 años que no lo hacía, desde tu funeral. Pero esta noche, precisamente esta, en donde la doncella en la que me había atrevido a confiar de nuevo, una vez más se atrevía a dejarme.
Aún en mi mente vagaban todas esas liturgias y charlas en tu pequeño departamento de puebla.
Yo tenía apenas 12 años y de mujeres no sabía nada.
 A duras penas y con cierto enigma me enfrentaba a la realidad de intentar explorar mi puberto cuerpo, pero tu ya vasta experiencia en esos dilemas me hacían confiar en cada palabra que emanaba de tus labios.
-Mira "betito" (me decías) la onda esta así: No estaré toda la vida para cuidarte ni para decirte que hacer, ya tienes la edad suficiente como para darte cuenta que las mujeres no son sencillas, es mas no se sí alguna sea fácil de tratar (risas) lo único que puedo aconsejarte es que SIEMPRE las trates como las damas que son, sé caballeroso con cada una y sobre todo empezando por la que son de tu familia, cedeles el paso y el asiento cuando vayas a un transporte, ponte de pie cuando las saludes; recuerda fechas, lugares y sé puntual cuando tengas una cita, escuchalas y sobretodo sé muy paciente... creeme hijo que con esto podrás comportarte como todo un caballero y en cada mujer que pase en tu vida dejarás una huella imborrable en su ser...
Todo este monólogo-charla lo decías mientras lloraba en tu regazo por que acaba de tener mi primera decepción amorosa. Palabras que me marcarían toda la vida.
Gracias papá por haberme regalado el mejor consejo que alguien podría darme... Donde quiera que estés.

ROBERTO MONTOY
SEPTIEMBRE 2011
MÉXICO, D.F.

1 comentario:

  1. Creo que voy a llorar... De la emoción, de la tristeza, de la nostalgia y hasta de esa necesidad de olvidar uno que otro detalle asquerosamente sórdido de lo que viví al lado del mío porque este texto es, de verdad, entrañable.

    No tengo la menor idea de cómo y cuándo abandonará mi señor padre el mundo terreno, pero de lo que estoy completamente cierto es de que, pese a todo, lo quiero y lo odio tanto como jamás podré hacerlo con alguna otra persona.

    Gracias por este texto. Revolvió y puso de nuevo en su lugar a un millón de millones de vibrantes emociones.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar